El Cerro Philippi se erige como una maravilla natural en el corazón de Puerto Varas, ofreciendo un refugio sereno en medio de la ciudad. Este accidente geográfico, elevándose 90 metros sobre el nivel del lago Llanquihue, es más que un simple mirador; es una cápsula del tiempo y un santuario de biodiversidad.
Fundada por colonos alemanes en 1853, Puerto Varas incluye el Cerro Philippi como un emblema de su rica herencia cultural; los hermanos Binder, quienes compraron el terreno en 1916, visualizaron su potencial recreativo, transformándolo en un parque municipal. Desde 1935, se han realizado esfuerzos de reforestación, y hoy, el cerro alberga un bosque con más de 80 años de antigüedad.
En 1942, el cerro fue nombrado en honor a Bernardo Philippi, un agente clave en la colonización alemana; este nombre conmemora el “redescubrimiento” del Lago Llanquihue, una hazaña liderada por Philippi. La Cruz Monumental en su cumbre, originalmente una estructura de madera erigida en 1951 y reemplazada por una metálica en 1980, brilla como un faro sobre la ciudad, visible tanto de día como de noche.
Declarado Bien Nacional de Uso Público en 1995 y parte del Plan Regulador de la ciudad desde 1990, el Cerro Philippi es un bastión de conservación. Su sendero principal, apto para peatones y ciclistas, conduce a una cumbre que ofrece vistas panorámicas de Puerto Varas, el Lago Llanquihue y el imponente Volcán Osorno. Con acceso gratuito durante todo el año, el parque cuenta con alumbrado público, un mirador techado y servicios sanitarios, asegurando una experiencia cómoda y accesible para todos los visitantes.
Además de su significado histórico y natural, el Cerro Philippi ofrece actividades como el canopy, con un recorrido de 800 metros y alturas de hasta 40 metros, Es un destino ideal para aquellos que buscan aventura y conexión con la naturaleza, todo a pocos pasos del centro urbano.
En resumen, el Cerro Philippi es un símbolo de la fusión entre la historia, la naturaleza y la recreación. Una visita a este lugar no solo promete una vista espectacular y un contacto cercano con la flora y fauna local, sino también un encuentro con la historia viva de Puerto Varas.