El Volcán Chaitén, una joya geológica y ecológica en la comuna de Chaitén, provincia de Palena, Región de los Lagos de Chile, ofrece una experiencia única para los amantes de la naturaleza y la aventura.

Volcán Chaitén
Imagen: Faut Pas Rêver; https://www.flickr.com/photos/fautpasrever-france3/

Esta maravillosa caldera volcánica, con un diámetro de aproximadamente 3 km, se sitúa en el flanco del Volcán Michinmahuida. Antes de su impresionante erupción en 2008, que marcó su despertar después de siglos de inactividad, Chaitén consistía principalmente en un domo de lava riolítica, inactivo desde hace unos 9,400 años. La erupción de 2008 fue un evento transformador, generando columnas de ceniza, flujos piroclásticos, lahares, y la formación de un nuevo domo de lava en el lado norte del antiguo​​.

La ruta de trekking hacia el Volcán Chaitén es una aventura de mediana dificultad, repleta de escalones que desafían a los senderistas; Sin embargo, la recompensa al alcanzar la cumbre es inigualable, con vistas de las fumarolas activas y un fascinante paisaje que narra la historia volcánica viva del lugar.

Este recorrido, que puede durar entre 3 y 5 horas, se encuentra dentro del Parque Pumalín, un área protegida que ofrece una ventana a las secuelas de la erupción de 2008 y una conexión profunda con la historia natural del área.

Más allá de su imponente geología, el entorno del Volcán Chaitén es un testimonio de la resiliencia de la naturaleza; después de la erupción de 2008, el proceso de recuperación del bosque ha sido extraordinario.

Para 2012, un 20% del suelo ya estaba cubierto por plantas, incluyendo 34 especies diferentes. En 2016, se registraron 64 especies, casi el doble de la cantidad inicial, mostrando un enriquecimiento significativo de la biodiversidad. Entre estas especies se encuentran varias arbóreas, como el coigüe, canelo, notro, tineo, ulmo, tepa, arrayán, luma y tepú, así como enredaderas y epífitas, lo que indica un ecosistema en constante evolución y enriquecimiento​​.

Esta asombrosa recuperación del ecosistema no solo refleja la capacidad del bosque para regenerarse tras eventos destructivos, sino también la importancia de preservar estos entornos naturales.

La regeneración observada en el Volcán Chaitén es un claro ejemplo de cómo, con un manejo adecuado y una mínima intervención humana, los ecosistemas pueden superar impactos significativos y continuar su desarrollo natural.

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