El Volcán Llaima, uno de los más grandes y activos de Chile, se erige majestuosamente en el Parque Nacional Conguillío, a unos 38 km de Vilcún, Región de la Araucanía. Con una altura de 3.125 metros sobre el nivel del mar, este estratovolcán es conocido no solo por su intensa actividad volcánica sino también por su belleza natural que atrae a visitantes de todo el mundo.

El Llaima es un volcán compuesto, mixto y de escudo, que ha sido escenario de numerosas erupciones históricas, siendo una de las más recientes en el año 2008. Sus erupciones suelen presentar fuentes de lava espectaculares, actividad estromboliana y flujos de lava, con frecuencia a lo largo de fisuras.
La montaña tiene dos cráteres principales históricamente activos, uno en la cumbre y otro, Pichillaima, al sureste. A lo largo de su historia, ha demostrado una variedad de estilos eruptivos, incluyendo explosivos y efusivos, lo que refleja la compleja geología de esta imponente formación natural.
Para los amantes del turismo aventura, el Volcán Llaima ofrece diversas actividades como ascensiones, ski de travesía, caminatas con raquetas, cabalgatas y cicloturismo. Los paisajes que rodean el volcán están poblados de araucarias y lagunas cordilleranas, proporcionando marcos inigualables para la exploración y la fotografía.
Existen varias rutas para ascender el Llaima, adecuadas tanto para andinistas experimentados como para aquellos que buscan una experiencia menos exigente. La ruta desde el Centro de Esquí Las Araucarias es una de las más populares, ofreciendo a los aventureros la oportunidad de experimentar la belleza y el desafío de este gigante de la Araucanía desde cerca.
El nombre “Llaima” proviene del mapudungún y tiene varios significados, incluidos “resucitado” y “zanja”. Además de su importancia geológica, el Llaima posee un profundo significado cultural para las comunidades locales. El primer ascenso registrado fue realizado en 1909 por los hermanos Augusto y Carlos Rimbach, marcando el inicio de la historia del andinismo en esta montaña.
El Volcán Llaima no solo es un testimonio de las fuerzas naturales que han dado forma al sur de Chile, sino también un destino que ofrece aventura, belleza y la oportunidad de conectarse con la naturaleza de manera profunda y significativa.