El Viaducto del Malleco, situado en la comuna de Collipulli, provincia de Malleco, en la Región de la Araucanía, Chile, es una majestuosa obra de ingeniería que ha estado marcando el paisaje y la historia del transporte ferroviario en el país desde finales del siglo XIX.
Declarado Monumento Histórico en 1990, este puente ferroviario no solo es un testimonio de la evolución tecnológica de la época sino también un símbolo del progreso y la unificación del territorio chileno.
Construido entre 1886 y 1890, el viaducto fue en su momento considerado el puente ferroviario más alto del mundo, destacando por su longitud de 347 metros y una altura que alcanza los 102 metros sobre el río Malleco. La estructura, compuesta por cerca de 1,400 toneladas de acero, reposa sobre dos soportes extremos y cuatro pilares intermedios, todas de acero, demostrando el monumental esfuerzo y la avanzada ingeniería detrás de su construcción.
La obra fue encargada en 1885, en el marco de la expansión de la red ferroviaria chilena, vital para el desarrollo económico y la colonización del sur del país. Alberto Blest Gana, representante de Chile en Francia, solicitó propuestas a firmas europeas, siendo finalmente adjudicada a la empresa constructora Le Creusot.
Este proyecto fue parte de un ambicioso programa de obras públicas iniciado durante el gobierno de Domingo Santa María y continuado por José Manuel Balmaceda, quienes vieron en el ferrocarril un pilar fundamental para el futuro económico de Chile.
La importancia del Viaducto del Malleco radica no solo en su impresionante arquitectura y en ser un hito de la ingeniería metálica en Chile, sino también en su papel como pieza clave en la conectividad y el desarrollo de la Araucanía.
Su construcción representó un desafío técnico significativo, resuelto con ingenio y precisión, características que se reflejan en cada metro de su estructura. La selección de su ubicación y el diseño final, que implicaba un puente totalmente de acero, fueron resultado de exhaustivos estudios y análisis que buscaban optimizar la funcionalidad y seguridad de la obra.
Inaugurado por el Presidente José Manuel Balmaceda el 26 de octubre de 1890, el viaducto impresiona hasta el día de hoy por su magnitud. La vista del río Malleco y la llanura verde que se extiende a sus pies se complementan con la antigua y nueva infraestructura molinera, creando un paisaje sereno y lleno de historia.
A pesar de que su cruce está prohibido para garantizar la seguridad, el Viaducto del Malleco sigue siendo un destino de gran atractivo para quienes visitan la región, cuenta con un mirador a un costado ofreciendo un espectáculo visual inigualable y una ventana al pasado industrial y ferroviario del país.
El Viaducto del Malleco es, sin duda, uno de los monumentos históricos más impresionantes de Chile, no solo por su tamaño y diseño sino también por lo que representa: la audacia de una nación en busca de progreso y modernidad a través de la unión de sus territorios más distantes. Este puente no es solo una estructura física que cruza un valle, es un puente hacia la historia y el desarrollo de un país que se atrevió a soñar en grande.