El Pueblo de Tenaún, con su distintiva y pintorescas casas en torno a una plaza alargada y una iglesia que se erige como un faro cultural, es un emblema vivo de la historia y tradiciones de Chiloé. Declarado Zona Típica en 2004, este pueblo no solo conserva la arquitectura y el espíritu de siglos pasados, sino que también sigue siendo un punto vital en la red de navegación y comercio insular.

Pueblo de Tenaún
Imagen: https://www.flickr.com/photos/whltravel/; https://www.flickr.com/photos/whltravel/

Fundado en el siglo XVIII, Tenaún tiene sus raíces en el comercio de alerce, ese árbol milenario que ha sido el corazón de la economía chilota. Las viviendas, muchas de ellas construidas con esta madera, se alinean como custodios de un pasado glorioso y son un testimonio del auge urbano que vivió el pueblo en el siglo XIX, gracias a la explotación maderera.

Este enclave histórico, accesible a través de una ruta terrestre que conecta a Dalcahue y Quemchi, y que fue abierta en 1950, marcando un hito en la integración de Tenaún con el resto de la isla. La iglesia de Tenaún, una joya arquitectónica de mediados del siglo XIX, domina el paisaje con sus tres torres y su ubicación prominente, visible desde el mar, un detalle que realza su estatus de Monumento Histórico Nacional y de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

El puerto de Tenaún no es solo un muelle; es un símbolo de encuentros y despedidas, y la terminal de lanchas que conecta la vida isleña con la isla Mechuque. Este flujo constante de viajeros y mercancías mantiene vivo el pulso comercial que ha definido a Tenaún desde sus inicios.

La plaza del pueblo es una escena de encuentro social y actividades comunitarias, enmarcada por dos fachadas que crean un espacio distintivo de encuentro y recreación. Aquí, el contraste entre las viviendas que miran hacia el cerro y aquellas que enfrentan al mar dibuja una línea que cuenta la historia de un pueblo entre la tierra y el agua.

La Minga, una tradición ancestral de trasladar casas a través del mar o tierra, sigue siendo una de las prácticas más arraigadas y celebradas en Tenaún. Estos eventos, que implican una gran colaboración comunitaria, no solo refuerzan la identidad chilota, sino que también ofrecen a los visitantes una ventana a la cohesión y la solidaridad que caracterizan a la cultura local.

El paisaje urbano de Tenaún, con su disposición longitudinal paralela a la costa, invita a paseos donde cada paso revela un pedazo de la historia chilota, y cada vista es un lienzo que captura la esencia del archipiélago.

Visitar Tenaún es más que un simple viaje; es una inmersión en un patrimonio cultural que se vive y se respira en cada rincón. Es una oportunidad para apreciar la arquitectura tradicional, para sumergirse en las prácticas comunitarias y para experimentar el ritmo de vida que ha pervivido a lo largo de los siglos en este rincón único de Chiloé.

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