En el corazón de la Araucanía chilena, enclavada en los faldeos del imponente volcán Lanín, se esconde un rincón de paz y belleza natural incomparable: la “Laguna Perdida”, también conocida como el Lago Escondido. Este espejo de agua, de un azul profundo y cristalino, está rodeado por una exuberante vegetación arbustiva y arbórea, creando un escenario que parece sacado de un cuento de hadas.

Laguna Perdida
Imagen: Sue Fleckney; https://www.flickr.com/photos/96594331@N03/

Ubicada en la localidad de Puesco, dentro de la comuna de Curarrehue, la Laguna Perdida es parte del circuito de las Lagunas Andinas, siendo una de las joyas naturales más accesibles de la región. A pesar de su relativa cercanía a la civilización, este lugar conserva un aire de misterio y tranquilidad, invitando a los visitantes a desconectarse del bullicio del mundo moderno.

El acceso a la laguna se realiza a través de senderos bien señalizados, que ofrecen una caminata de baja dificultad de aproximadamente 20 a 30 minutos desde la carretera. Esta breve pero encantadora travesía es una oportunidad única para observar la rica flora y fauna local. Durante el trayecto, es posible avistar diversas especies de aves, incluidos los majestuosos pájaros carpinteros, así como deleitarse con la vista de fresas silvestres que adornan el camino con su rojo vibrante.

La Laguna Perdida no es un destino para bañistas en busca de playas, ya que no dispone de áreas adecuadas para el descanso o la recreación acuática. En su lugar, ofrece un pequeño mirador de madera que permite a los visitantes contemplar la belleza del lugar, inmortalizar el momento con fotografías, o simplemente disfrutar de la paz que transmite el agua cristalina rodeada de montañas.

Los amantes de la pesca y las excursiones encontrarán en la Laguna Perdida un escenario ideal para estas actividades, siempre en armonía con el entorno y respetando la preservación de este ecosistema único. En invierno, el paisaje se transforma por completo cuando la laguna se congela, ofreciendo una vista espectacular y muy diferente a la de los meses más cálidos.

A pesar de no estar apta para el baño, algunos visitantes osados no dudan en sumergirse en sus aguas durante el verano, buscando refrescarse tras la caminata. Sin embargo, la verdadera esencia de la Laguna Perdida reside en su capacidad de ofrecer un momento de conexión profunda con la naturaleza, una pausa en el tiempo donde la belleza del paisaje invita a la reflexión y al asombro.

La Laguna Perdida es más que un destino turístico; es un viaje hacia la introspección y el asombro ante la majestuosidad de la naturaleza. Su accesibilidad la convierte en un lugar ideal para exploradores de todas las edades y condiciones físicas, prometiendo una experiencia inolvidable en uno de los rincones más bellos y preservados de Chile.

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