La Estación Ferroviaria El Manzanar, inaugurada en 1951 y clausurada en 1983, es un monumento histórico que se erige como un símbolo de la era del ferrocarril en la Región de la Araucanía, Chile. Ubicada en la ruta internacional a Lonquimay, esta estación fue parte del ambicioso proyecto del Ferrocarril Trasandino, concebido para conectar Chile con Argentina a través de la cordillera de Los Andes​​​​.

Estación Ferroviaria El Manzanar
Imagen: Esteban Radrigán; https://www.flickr.com/photos/ferro-chile/

Diseñada por el constructor civil italiano Emilio Casagrande Dietre, su construcción destaca por el uso de albañilería revestida en piedra laja, con elementos ornamentales en madera, mostrando la riqueza arquitectónica de la época.

La estación funcionó hasta que el último tren pasó por sus vías en 1983, marcando el fin de una era; a pesar de su deterioro, la comunidad local ve en ella el potencial para convertirse en un museo que narre su rica historia​​​​.

El Monumento Nacional, reconocido en 2008, se encuentra en un estado de abandono, aunque existe un interés comunitario por revitalizar el espacio, posiblemente convirtiéndolo en un centro cultural o museo.

A su vez, la estación es un punto de partida para la ciclovía Manzanar-Malalcahuello, un trayecto de 12 km que atraviesa túneles y bosques nativos, ofreciendo una experiencia única de conexión con la naturaleza y la historia ferroviaria de la región. Este recorrido es especialmente recomendado para familias y entusiastas del ciclismo, brindando un paseo tranquilo y lleno de belleza natural​​.

La estación se convierte en el punto de inicio o término de una aventura ciclística que recorre antiguos túneles ferroviarios, atraviesa bosques y se sumerge en la historia ferroviaria de Chile. La ruta es de fácil recorrido, ideal para ser disfrutada en familia y ofrece la posibilidad de contemplar la flora local y las formaciones volcánicas recientes, resultado de la erupción del Volcán Lonquimay entre 1988 y 1990​​.

Para aquellos interesados en explorar este patrimonio, la estación invita a un viaje a través del tiempo, ofreciendo un vínculo tangible con el pasado ferroviario de Chile y un punto de partida hacia la exploración de la naturaleza prístina de la Araucanía.

La conservación de este monumento no solo preservaría un capítulo importante de la historia chilena sino que también potenciaría el turismo y la educación patrimonial en la región.

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